Ali - Estudiante

Mi nombre es Ali. Soy una estudiante de la edad de 25 Años. Mis deseos eran ambos pero uno de los primeros que considere fue ser una veterinaria, tal vez asta trabajar en Tailandia ayudando y rescatando Elefantes. Pero ahora me engrandecido mas el corazón hacia hacia mis hermanos y hermanas los seres humanos. En particularidad  los niños y niñas pequeños. Si me hubieras conocido de adolescente, fueras dudado que me mantuviera viva hoy en día y incluso no en prisión. Muchas veces desee, aun le pedí a Dios, que me muriera. Pero Dios tuvo otros planes para mi.

 

Mis padres se separaron cuando estaba a la edad de trece años. Aún ya estaba fuera de control, vagando por la vida como una rebelde. Le guardaba rencores y coraje a todos especialmente a Díos. Estaba distanciada de mi madre y habitaba en el hogar con mi padre que me daba permiso de hacer lo que me diera las ganas. Siempre llegaba tarde a la casa y me mantuve intoxicada en el alcohol que mi papá mantuvo accesible en la casa. Siempre quería que me detuviera o que me encontrara en el acto. Que fuera una figura paterna. Pero nunca le dio importancia. No pudo ser molestado. Un día después de hacer mi primer compra de cocaína llegué a casa con un sentimiento de gran lastima, y culpabilización. Me acerqué hacia él y le prometí que aun no lo había intentado . Mi anhelo fue que se sintiera orgulloso de mi por no haber experimentado, o aún por ser sincera con él en haberle revelado algo qué no era nada fácil. Respondió con indiferencia. Como si no fuera sido nada de máxima  gravedad. Incluso me hizo parecer que aún estaba contento qué iba en la dirección u etapa de experimentación. Trate cocaína por primera ves ese mismísimo día  allí en la sala de su casa.

Un poco antes de que cumpliera los diecisiete años mi papá falleció de cancer. Solamente un mes antes hubiese recibido su diagnosis. Me perdí completamente. El dolor era insoportable, me encontraba abrumada. Estaba tan enojada con Dios por habérselo llevado antes que lo pudiera confrontar de tantas cosas. Después de eso hice todo lo que estaba en mi poder para escaparme de esta vida. Alcohol, drogas y hombres. Ese camino me llevó hacia convertirme en una vagabunda llena de desesperación. Mi vida se fue abajando como un espiral veloz hacia una oscuridad que me consumió por completa. Perdí mi autoestima e mi nueva creencia era que no valía nada. Me abusaba a yo misma y le permitía a los demás que hicieran igual. Pase tiempo entre centros de rehabilitación, y también trate vivir en hogares de vida sobria pero nunca pude soportar asta el fin. Vivía en las calles con cualquier persona que me decía “que me amaba”. Me sentía tan sola e sin esperanza que de nuevo le pedí a Dios que ya me dejara morir y irme rumbo al infierno como me lo merecía.

Estuve en la cárcel dos veces por posesión y tenia el reconocimiento de que la tercera vez significaba una sentencia de 3 años. La segunda vez que estuve adentro, me examinaron y me dieron a saber que aún estaba embarazada. Sin ningún pensamiento me deshice de el bebé. De alguna manera Dios se mantuvo firme en mi presencia cuidándome y el agente de libertad condicional tomó mi lado diciéndole al juez “ella es la víctima”.  Un día que ya tenia tiempo afuera yo me dije a yo misma “me mantuve sobria el tiempo necesario”.  So obtuve un trabajo en un centro de rehabilitación. Experimenté con Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos y eran buenos. Pero no lo suficiente que lo esperaba. Empecé una relación con mi patrón y comencé a usar de nuevo y también lo llevé hacia abajo a él . Por fin decidí dejar de usar de repente y por inmediato cuando me dije a yo misma “ es la única manera si algún día pudiese a renunciar mi adición”. Me dirige hacia la casa.

Mi mamá y yo buscamos una iglesia que podríamos frecuentar, y los presentamos a muchas, pero de nuevo no fue lo suficiente. No leíamos La Biblia e ni la estudiábamos. La única táctica que usaban era recitar versículos positivos y asegurarnos que aún estábamos bien. Llegamos asta la alternativa de ir a un templo de budistas. Todo era trabajo penoso. Sentía que “algo aun me hacía falta”. No obstante no encontraba el motivó de lo qué era. En el colegió comunitario conocí a un hombre con el nombre de Danny. En un grupo de estudios hablamos sobre la batalla en encontrar una buena iglesía y a Díos. Me invitó a el servicio de Navidad en la iglesia que el atendía. Per yo correspondí con un no. Regresar a la iglesia en un día  Navideño me pareció demasiado incómodo. Pero al mismo tiempo lo que habíamos compartido en nuestras charlas me hizo considerarlo. Guarde la invitación que me entregó y lo puse en la consola central de mi auto y fue como si constantemente me hablaba la atención . Por fin se me acabaron las excusas y hubiese que no tenía nada que hacer, atendí al servicio de la mañana ese mismo domingo. No tuve la razón de lo que me esperaba ese domingo por la mañana pero había  encontrado el “algo” que me hacía tanta falta. Era la palabra viva de Díos,  el Evangelio. La esposa de el pastor de los jóvenes me invitó para almorzar a su casa. Tenían cinco niñas chiquitas y no pude creer que cómo si fuera pequeña cosa me invitara a compartir tiempo con su familia. Mientras habitaba en su hogar empecé a reflexionar y me daba cuenta de que tan mala persona era, que me daba temor.  ¡Temor que las arruinara con sólo cargarlas y abrazarlas! Danny también recibió una invitación so naturalmente eso me dio mas motivo para aceptar la invitación. “ ¿Quiénes son estás personas?” pensé. “ ¿Por que son tan buena gente? ¿Qué es esté  grande amor qué me enseñan sin tener menor idea de quien soy? En la casa que crecí tuve que ganar y trabajar para tener cariño y amor. Y aún aquí me lo entregan con toda liberalidad”.

    Seguí atendiendo esa iglesia con frecuencia. Danny me regalo mi primera Biblia. Una versión que era más fácil de leer para poder entender mientras progresaba por las páginas. Se me hacia obstáculo poner ese libro abajó . Con frecuencia seguía leyendo. El pastor de los jóvenes durante un sermón en el día de Viernes Santo me abrió los ojos. Lo que un día no podía ver ahora lo miraba claramente. Díos me implanto una gran convicción tremenda. Todo el peso de todos mis pecados se apilaban sobre mi.  “¡Discúlpame, lo siento!” Lloraba mientras las lágrimas descendían sobre mi cara como cascadas. Una sensación de calor cariñoso de el perdón me superó. “Te amo” me dijo Díos. “Esta es la razón de que te regaló el perdón. Igual que te regalé y te entregué a mi Hijo Jesus para el perdón de tus pecados”. En ese momento de iluminación me di cuenta de que yo lo puse allí. Sobre la cruz.  Podía verlo cargando la cruz. Incluso cuando lo colgaban de ella.  La sangre, el dolor. Yo di motivo de todo eso. Mi pecado. ¡Díos lo mando a su hijo a morir por mi! Iluminada con esa revelación acepté lo que Él había hecho por mí. Mis angustias y lágrimas de tristeza se convirtieron en lagrimas de alegría. De repente, las canciones con cuales alabábamos a Díos tenían mucho mas valor y un nuevo significado. Tome tanto tiempo en búsqueda por todos lugares. Asta intente ganármelo complaciendo a la gente. Aún este gran amor era gratis. El amor de Díos fue entregado a mi gratis y sin reproches. Tenía una paz. El Viernes Santo recibí la Salvación, incluso que gran domingo de Pascua disfruté.

    Mi vida e cambiado drásticamente desde ese día. Díos en realidad me implantó un nuevo corazón y respiró un nuevo aliento de vida hacía mí. Deje de fumar cigarrillos un día después de haber entregado toda mi confianza a Dios. Las palabras malas y sucias disminuyeron de salir de mí boca, se desaparecieron. No dejaba de leer la Biblia y quería compartir la palabra con todos. Por el gran amor por mí intentó vivir mi vida para Su gloria. Ya no busco remedio y comodidad en las cosas de este mundo porque Cristo es mi salvador y mi consuelo. Me doy cuenta porque anduve por los caminos que pasé. Para compartir el amor de Díos con otros que se encuentran en mismos caminos, en la oscuridad. Estoy tan asombrada y cautivada con el gran amor de Díos que ahora tengo un deseo que lleva raíces asta mi propio corazón. El deseo de servirles a los demás y a compartir el amor de Díos con la gente que se encuentra perdidas.
    
Efesios 2:1-10 NVI cuenta mi historia. “En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían  según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. Como los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Díos. Pero Díos, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! Y en union con Cristo Jesús, Díos nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramo sobre nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no precede de ustedes, sino que es regalo de Díos, no por obras, para que nadie se jacte. Porque somos hechura de Díos, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Díos  dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.

 

¿Le gustaría hacer que Jesús sea el Señor de su vida?

 

 - Jesús, Yo creo que eres el Hijo de Dios. Te agradezco por haber muerto en la cruz por mis pecados y haber resucitado.  Por favor, perdona mis pecados y concédeme el regalo de la Vida Eterna.  Te pido entres en mi corazón y en mi vida como mi Señor y mi Salvador.  Por favor ayúdame a crecer en ti ya vivir para ti.  Gracias por haber entrado en mi corazón.

 

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