Kathy - Cuidadora

Hola, me llamo Kathy. Cuando tenía 15 años estuve asombrada de cómo una decisión sincera me condujera a una serie de milagros en mi vida como así también en la vida de mi familia.

Cuando tenía 8 años mis padres me llevaron a mí y a mis dos hermanos a una iglesia local Luterana en San Diego, California.  Hasta ese entonces nunca había estado en una iglesia. Recuerdo que sólo asistimos a esa iglesia de vez en cuando durante un año. Mis papás nunca hablaban de Dios o de Jesús y menos aún no recuerdo haber tenido una Biblia en casa. Sí recuerdo, sin embargo estar sentada dentro de esa iglesia y preguntarle a mi papá acerca de un libro en la banca con el título “Buenas Nuevas para el Hombre Moderno”: “Papá, ¿Cuáles son esas noticias para el Hombre Moderno?” Mi papá nunca respondió mi pregunta porque mis hermanos nos interrumpieron hablando y jugueteando.

Vivimos con mucha comodidad. Ambos papás tuvieron títulos universitarios. Mi papá tuvo título en Ingeniería y mi mamá, título en Química. Mi papá tuvo un trabajo como ingeniero, mientras que mi mamá se dedicó al hogar para cuidarme y cuidar también a mis hermanos.   

A la edad de 13 años nos mudamos de San Diego a Canyon Country, California. Dejé atrás a todos mis amigos y la única casa que yo conocí en aquel entonces.  Fué en el año 1972, durante la recesión que golpeó fuerte la economía y muchas compañías despidieron a sus ingenieros. Mis padres hicieron todo lo posible por evitar que fuéramos indigentes o personas sin techo. Mis papás tomaron gran riesgo al vender todas nuestras pertenencias y con ese dinero compraron una licorería en Canyon Country, California, y rentaron una pequeña casa. La licorería abría de 7:00 a.m. hasta las 2 de la mañana, lo que significaba que mi mamá trabajaba de día y mi papá de noche. Heme aquí, sin amigos y sin todas mis cosas a las que yo estaba familiarizada, desaparecieron, viviendo en una casita y donde sólo veía a mis papás cuando yo iba a la licorería a ayudarles, al salir de la escuela. No faltaría decir que yo me sintiera miserablemente. Mi vida estaba en un completo desorden.

El negocio de mi papá creció enormemente y desde luego nos cambiamos a una gran casa en las afueras de la ciudad. La casa estaba localizada en “Angeles National Forest”, y siendo nosotros unos de los pocos a los que se nos permitiera construir en esta protegida región. Aún así me sentía miserablemente. En una ocasión, recuerdo cuando tenía 14 años que rondaba sola en las montañas. Levanté fuertemente mi voz hacia Dios: “¿Eres Dios realmente?” ¿Dónde estás?” Gritaba y gritaba. Me sentía sola y confundida. Odiaba la escuela. Odiaba a mis padres por habernos mudado a este espantoso lugar. Mis hermanos siempre peleaban y discutían entre sí. Mi pequeña hermana, que había nacido casi después de que nos mudamos de San Diego, tenía solo 4 años y estoy segura que también le fue difícil. Sólo recuerdo que yo me sentía sola y perdida.

Un día, en la High School, uno de mis compañeros de clase me pidió ir a un concierto a una High School local. Yo estaba muy emocionada. Quería ir a un concierto, festejar y divertirme. Los cantos que tocaron, a mí me encantaba la música con alto volúmen. ¡Todo esto me gustó sin saber que todo este tiempo sólo estuvieran cantando cantos Cristianos! Al final del concierto, el cantante principal dió una invitación a cualquiera que quisiera recibir a Jesús en su corazón. Yo empecé a gritar, pero no alcancé a llegar rápidamente al frente del escenario. Sentí que Dios estaba hablándome directamente para hacer cambios en mi vida y aceptar Sus regalos de salvación. Ahí en el auditorio de la Hart High School en Newhall, California. Le dí mi corazón a Jesús a la edad de 15 años. ¡Estaba salvada!

Cuando regresé a mi casa esa noche, les dije a mis papás: “Yo estoy salvada”. Mi mamá, haciendo burla dijo: “¿Estás salvada?  ¿Qué? …¿Andabas perdida?” Y yo le dije que había encontrado a Jesús. Y su respuesta fué: “¡El nunca estuvo perdido”!  Hubo días duros que enfrentaré más adelante. Dejé de frecuentar a mis pocos amigos de la escuela sabiendo que eran malos compañeros y empecé a frecuentar a los “hippies” de Jesús, tal como nos llamaban en la High School; teníamos estudios de la Biblia en el césped a la hora de la comida, les hablábamos  de Jesús a nuestros compañeros estudiantes, salíamos  a los vecindarios de los alrededores hablando acerca de Jesús y nos juntábamos los Domingos en un parque local y por fin tuvimos una iglesia. Nuestro Pastor llamado Ernie tenía pelo largo negro que recaía a mitad de su espalda. Todos éramos “hippies” con pantalones de mezclilla y camisetas playeras, presentándonos a la iglesia en el parque cada Domingo, cantando algo de Jesus. El Pastor Ernie predicaba la Biblia con convicción y aprendí bastante acerca de la condición pecaminosa de la humanidad sin esperanza, del amor de Dios a los pecadores, lo significante de la muerte de Jesús en la Cruz y la salvación poniendo a cada uno la Fe en Jesús. Miro hacia atrás y ahora me siento bendecida de que Dios me haya dirigido hacia tan entusiasta iglesia del estudio de la Biblia, a pesar de que sólo éramos un grupo de hippies frecuentando el parque cada Domingo y alabando a Jesús.

Yo les dije a cada uno en la escuela de ser salvados del Infierno, poniendo su fé en Jesús y también seguí hablando con mis padres acerca de Jesús;  pero todo fue en vano. Un día mencioné la noticia de que el Pastor Ernie tendría permiso de usar nuestra casa  como lugar de reunión de la iglesia de los hippies y de que toda la gente de mi iglesia estaría en nuestra casa esa noche y mis papás no estuvieron muy fascinados. Al ingresar mis amigos a mi casa, cantamos algo acerca de Jesús en el recibidor y el Pastor Ernie nos predicaba. Entonces fué que ocurrió un milagro; varios amigos de nuestra iglesia empezaron a hablar con mis hermanos, y con mi mamá y mi papá temas de Jesus. Con el tiempo, mis hermanos y mi hermana también decidieron seguir a Jesús. Eventualmente, mi papá regresó a sus raíces Bautistas admitiendo que extrañaba su iglesia y de leer la Biblia. Más tarde decidió llegar a ser Cristiano.  Mi mamá se mantuvo firme en el disgusto a toda clase de religión durante muchos años y narró historias interminables acerca de su crianza en temas de religión y que le dejaron mal sabor de boca. Todo le tomó tiempo pero yo seguí creyendo que Dios salvaría a mi familia entera.

Estoy contenta de decir que mi mamá ya a los 80, después de hablar con ella de Dios (y también con la ayuda de cariñosos empujoncitos) por ayuda de mis hermanos y mi papá, finalmente ella admitió conmigo de que había hecho las paces con Dios y  también ella le tenía amor a Jesús.

Me siento orgullosa de que Dios me llamara primero en mi familia al tener relación con Jesús a la edad de 15 años. No todo el tiempo caminé el recto y estrecho camino que hubiera tenido. Buenas noticias son las de que Jesús tomó su mano en la mía y me dirigió de vuelta cuando yo estaba lejos de Él.  Yo me alejé durante el tiempo de la Universidad dejando de ir a la iglesia durante mis años 20 cuando se disolvió mi iglesia de hippies. Me siento bendecida de que Jesús me regresara con Él después de tantos años que me mantuve retirada de El.

Hoy en día, tengo dos ya crecidos hijos que aman a Jesús y viven como Cristianos, y han conocido a Jesús durante todas sus vidas. Eso, para mí,es un milagro, pues al ir creciendo en una familia donde nunca había oído el glorioso nombre de JESÚS.

 

¿Le gustaría hacer que Jesús sea el Señor de su vida?

 

 - Jesús, Yo creo que eres el Hijo de Dios. Te agradezco por haber muerto en la cruz por mis pecados y haber resucitado.  Por favor, perdona mis pecados y concédeme el regalo de la Vida Eterna.  Te pido entres en mi corazón y en mi vida como mi Señor y mi Salvador.  Por favor ayúdame a crecer en ti ya vivir para ti.  Gracias por haber entrado en mi corazón.

 

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